miércoles, 29 de agosto de 2012

El Sueño Centroamericano


A veces, antes de irme a dormir trato de ver todas estas imágenes con claridad y todas las historias se empiezan a mezclar.

Sí... una noche muy oscura después una barra libre de absinthe en Nueva Oreleans, saltando una barda para llegar al muelle en el río de Mississippi, escuchando el agua rugiendo tan fuerte, el agua que nos separaba de aquellos grandes y luminosos edificios.
Las semanas y los días y las horas... ¿Hace cuánto fue todo esto?




Ayer fui a nadar al lago Atitlán. Guatemala.
Flotando ahí, en el agua, rodeada de hermosos y verdes volcanes, pensé en toda el agua que había visto y contra la que había luchado este año.
Es temporada de lluvia en Centro América.
Llueve todos los días. Y una vez que empieza, no para.

Llegamos a Guatemala hace un par de dias y hemos estado caminando en los campos de café, recogiendo aguacates en el bosque y escondiéndonos de la lluvia.



Después de dejar Veracruz hace un par de semanas, viajé sola de ride al DF. Uno de los días más fáciles de ride en la historia. Ni tuve que pedir aventones porque sólo al andar caminando un par de metros sobre la carretera algún coche se orillaba para ofereceme un ride exactamente a donde necesitaba ir. Un señor muy amable me invitó a desayunar y dos poblanos muy buena onda me regalaron un chocorrol. Y mientras, me acercaba más y más al infierno del que huí en junio y que ahora me dejó en la boca un dulce sabor de hogar.

Fue maravilloso ver a mis amigos y disfruté mucho estar rodeada de tanta gente distinta por un par de días. En el DF me reuní con mi amigo Ben, a quien conocí en febrero o marzo en Memphis mientras yo viajaba a través de Estados Unidos. Me invitó a quedarme en su casa después de leer mi open couch request en CS. Él dejó Memphis hace un par de semanas para venir a Latinoamérica y va a viajar hacia el sur hasta llegar al fin del mundo.

¿Quién hubiera pensado que el verano sería tan húmedo y frío en México?
¿Cómo puede uno estar listo para eso?

Ben nunca había viajado de ride. Salimos del DF hace una semana y nos tomó tres días y medio llegar a San Lucas Tolimán, donde nos reunimos felizmente con Jenny.
Y aquí estoy de nuevo... Con un par de gringos que huyen del suño americano. ¡Soy la coyota! Traduciendo y leyendo los mapas que nos llevan a nuestro siguiente destino: ¡Nicaragua!

Centro América me parece el verdadero sueño: el último ride del día en La Ventosa justo al atardecer. Montados en la parte trasera de una pick-up, viendo gigantescos molinos de viento contra el cielo que cambia de azul a naranja a fuego a negro. Y las estrellas salen lentamente, con media luna sobre nuestras cabezas que ilumina todo.

Despertamos en la mañana en una gasolinera en Tapanatepec y caminamos un par de cuadras buscando un tope y un poco de sombra y ¡oh sorpresa! ¡Al otro lado de la carretera había un montón de enormes árboles de mango con frutas gigantes colgando de las ramas!
Crucé corriendo para descubrir el suelo pegajoso y naranja y el dulce olor de la tierra bajo los árboles: ¡¡¡mangos pudriéndose por todos lados!!! Intenté encontrar alguno que no estuviera medio comido por bichos y una viejita salió de una casa cercana y me vio.
- ¿Quiere magos, güera?
Asentí entusiastamente. Ella entró en la casa y ¡regresó con dos bolsas llenas de mangos maduros y hermosos, a punto de reventar en su dulzura! Sólo acepté una de las bolsas porque no quería cargar las dos.
Regalamos la mayoría de los frutos, que aunque estaban en buenas condiciones eran bastante fibrosos y no quise arruinar mi amor por el mango comiendo demasiados.



Y así van las cosas...


Claro que me doy cuenta de lo mucho que estas historias están romantizadas. También hay muchos momentos de tener que caminar en el calor infernal o la lluvia, cargango pesadas mochilas. Muchas veces andamos pegajosos, sucios, hambrientos, aburridos y muy, muy cansados de esperar. Pero de alguna forma en mi memoria se guarda todo como los días de plenitud, diversión y aventura.

Hace un par de días Jenny y yo corrimos en las calles de San Lucas mientras una lluvia furiosa caía sobre nosotras. Mi mamá siempre me decía sobre la lluvia: "Te mojas y te secas. ¿Cuál es la tragedia?"
¡Y es cierto!
Me puse mi impermeable y el dinero guatemalteco es de plástico. Me quité los lentes y corrí, saboreando esas bellas luces borrosas que manchaban el pavimento y la noche entera. ¡Mojadas no dice nada! ¡Nos empapamos por completo! ¿Riendo y gritando y SÍ! No hay tradedia en la lluvia.


Mañana salimos a El Salvador y es muy emocionante viajar con amigos otra vez. Los tres vamos a Vipassana en Granada en dos semanas, y después vamos a Costa Rica a renovar la visa de Jenny.


¿Después? Ya veremos...

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