viernes, 1 de febrero de 2013

El Paraíso en la Otra Esquina: El sueño imposible

Las cascadas y montañas se convirtieron en selva y en cielos estrellados con cometas de colores imposibles. Una nueva era empezó con misiones secretas, puertas escondidas y hermanos unidos, cantando al absurdo del dinero que exigían para dejarnos visitar las tumbas de nuestros abuelos. Nadie nos detuvo. Nadie nos detendrá ahora, porque nos seguimos encontrando los unos a los otros, y juntos somos muy fuertes. Fuimos muchos y nos mantuvimos unidos, riendo en Babilonia y sus fuentes interminables de desperdicio, cantando, gritando, celebrando la belleza de la familia que siempre fuimos pero que poco a poco hemos ido descubriendo. Después todo se volvió ciudad, carreteras, lineas amarillas en el suelo, niebla, más montañas, mapas, piojos, y los mismos brazos cariñosos y ojos brillantes de curiosidad de los muchos desconocidos que nos invitan a sus casas, nos alimentan y nos regalan palabras de aliento. Nos separamos, sabiendo que la separación es una ilusión, y que la vida nos volvería a juntar. La ciudad después se volvió playa, que iluminada bajo la luz de una luna poderosa recibía a las madres que lentas, empujaban la arena para proteger sus huevos. La playa siguió por muchos días regalándonos atardeceres imposibles, pintados de oro y rosa, soles redondos que se hundían en el mar con un grito anaranjado, mientras la luna llena asomaba a sus espaldas sobre los cerros. Niños. Niños. ¡Tantos niños preguntando, sorprendidos! ¿Dónde está tu casa? ¡Mi casa es el mundo, hermanita, y la tuya también! Ah... Más líneas amarillas volvieron la playa en desierto, en sierra, en noche, en desierto otra vez. Y el desierto nos trajo aquí... A Chihuahua. Lo que antes fue familiar y es ahora tan desconocido.



Esta nueva era me ha traído, al menos a mi, las pruebas conmovedoras de que esos sueños que llevábamos tanto tiempo imaginando no son imposibles, como siempre pensamos, sino que están tan cerca que sentimos su aliento y nuestra piel se eriza con su tacto.

¡Tanto tiempo perdido en minúsculos departamentos de Manhattan, en las calles desiertas de la Ciudad de México a media noche, en trenes nocturnos en Europa, discutiendo las interminables imposibilidades de las utopías soñadas por aquellos antes de nosotros, y las nuestras! ¡Imposible! ¿Imposible?

¿Qué es imposible?

Rainbow me dio muchos grandes regalos. Cuando llegué a encontrarme de frente con la naturaleza, con la tierra, estaba llena de miedo. ¿Y si me caigo y me lastimo? El lodo, las montañas, el fuerte y caudaloso río en el que había que bañarse, todo me asustaba. Al principio andaba con mucho cuidado, pero un día, en el río, me corté el pie con una piedra, haciéndome una herida profunda y dolorosa. No había forma de mantener esa herida seca y limpia en las albercas de lodo que eran los senderos de aquella tierra en Cobán, la región más húmeda de Guatemala. La herida de lleno de fango, y el fango curó, en unos pocos días, aquella cortada.
Claro... ¿Cómo olvidar algo tan básico? Las heridas sanan. El cuerpo se regenera.
¿Por qué tener miedo de intentar cosas nuevas? Si al fallar, aprendemos de esos errores y seguimos construyendo y mejorando lo que tenemos. Rainbow fue y sigue siendo para mí el recordatorio de que la anarquía es amor.
¡Y de que también es posible!

Muchos textos llegaron a mi con una sincronía maravillosa que me hace sonreírle a esta nueva era. Fighting for our Lives, Off the Map, muchos otros textos de Crimethinc , y una novela inesperadamente acertada de título "El Paraíso en la Otra Esquina."
Después de leer "Los Cachorros," en Nicaragua, me quedé con el antojo de explorar más las obras de Vargas Llosa y después de muchas horas en las librerías de Morelia me decidí por ese libro gordo cuya sinopsis presentaba una novela doble, la historia de dos personajes opuestos: Paul, un pintor que huye de la burguesía aburrida de París para buscar un mundo más salvaje, y por tanto más puro; y Flora, una fuerte activista de los derechos de la mujer y de los obreros, quien lucha por un mundo más "civilizado," que se revela ante las convenciones de la sociedad del siglo XIX, que reducían a la mujer a un ser de segunda clase, sin derecho a la identidad. A pesar de que los personajes son, en verdad, un poco opuestos, me identifiqué con ambos fuertemente, y sentí al terminar el libro una reconciliación profunda entre mi espíritu de creación artística y mis ganas de soñar con un mundo más justo, más amoroso, más horizontal.
Desde los tiempos de Flora Tristán, la condición de las mujeres ha mejorado a pasos agigantados y las burdas y a veces extravagantes fantasías de los primeros anarquistas se han vuelto mucho más sofisticadas y no sólo realistas, sino reales.
El mundo cambia y cambia, como los ríos que fluyen sin importar si navegamos en ellos o no. Pero, ¿hubiera cambiado así el destino de la humanidad sin gente que lucha y construye, con solidaridad y también dudas, el paraíso que nunca es perfecto?

Mirando la recta carretera en medio del desierto o la jungla o las montañas, escuché a muchos conductores preguntar... ¿Hasta cuándo vas a seguir con este subir y bajar enloquecido? En algún momento habrá que parar... que volver a la sociedad.
Yo también lo pensé así antes de Rainbow, en el que conocí a tantos mucho más locos que yo, viajando a caballo o a pie, en barco o en moto, con perros y gatos y niños y probando a cada instante que ¡NO! ¡No es imposible! ¡Las únicas limitaciones son las que están dentro de tu mente!
No me caso con la idea de viajar. Ni tampoco puedo saber como me voy a sentir mañana o en tres años, en diez años, pero por ahora no veo razón alguna para volver a la monotonía del trabajo, de las convenciones, de la sociedad.
No eres tú, Babilonia, soy yo.
Y somos muchos los que soñamos con ese paraíso, que no es fácil, donde podamos crear, donde podamos abrazar desnudos la tierra, donde podamos ser hermanos aún si nuestra energía no coincide, donde no haya jerarquías ni opresión ni esclavitud.
El siguiente proyecto a corto plazo: Comida No Bombas Chihuahua.
A seguir soñando el sueño imposible, hasta que se haga realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario